Las cartas del tarot son como un juego de cartas, pero en realidad son dueñas de una gran carga simbólica. Guardan una estrecha relación con culturas antiquísimas. La cartomancia es el arte de leer el significado oculto.
Desde que el hombre se reunió en clanes, intento entender y someter a la naturaleza, y al ver que había energías más poderosas que él, a los que llamó dioses, encontró en los artistas, las musas y los oráculos la manera de conectar con sus mensajes, los auspicios que surgieran de estas consultas. A medida que evolucionó el hombre, evolucionó la interpretación de los arcanos, esta evolución que ocultistas, filósofos indagaron. Aún ya en el siglo XX, en pleno auge científico, hay un resurgimiento de un mundo esotérico, seguramente debido a la búsqueda de nuevos valores espirituales. Hay muchos estudios sobre el tarot, en todas las religiones y culturas, aún Carl Jung, habló de los arquetipos, emocionales inconscientes.
Hay una gran variedad y tipos. Todos con un gran simbolismo. El hombre lleva una herencia genética y psicológica guardada durante el transcurso de la Humanidad. Acercarse al tarot, no sólo es un encuentro con intención predictiva, sino que permite profundizar en la trayectoria de la evolución del alma de la persona que consulta, ahondar en sus contenidos mentales, en su mundo vivencial, parados en el aquí y ahora.
La lectura de tarot ofrece diferentes miradas sobre un aspecto de la vida de quién consulta, quién se apodera de la herramienta. El tarot sigue la ley de la sincronía y da luz a cuestiones del inconsciente. Empoderando al cliente a tomar sus propias decisiones.
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