«Ante todo, es esencial dejar de mentirnos a nosotros mismos si verdaderamente deseamos de forma genuina luchar por nuestra libertad. Una libertad que deje de encadenarnos a la condición de ser dependientes de una mente que nos fustiga día tras día, que nos arroja a las tinieblas de la esclavitud de un corrupto sistema que se vanagloria de su capacidad de destruir la integridad de todo y de todos.
Tenemos el potencial de poder cambiar nuestro destino, de lograr la habilidad de escoger nuestro camino. La senda que generalmente seguimos es impuesta por la norma establecida, por la sociedad, por el deber ser. Es esencial que nos hagamos dueños de nuestras vidas si existe en nosotros el deseo interno de evolucionar. Dejar de ser títeres de nuestras circunstancias externas, convirtiéndonos en los conductores de nuestro propio destino.
La evolución del hombre es la evolución de su conciencia. Y la «conciencia» no puede evolucionar inconscientemente. La evolución del hombre es la evolución de su voluntad, y la «voluntad» no puede evolucionar involuntariamente. La evolución del hombre es la evolución de su poder de «hacer», y el «hacer» no puede ser el resultado de lo que nos «sucede»
George Gurdjieff